sábado, 5 de diciembre de 2015

¿PODRÉ SALIR DE LA ANSIEDAD?

Esa pregunta me la hice un montón de veces, de alguna u otra forma siempre estaba ahí. Pero esa pregunta me machacaba, pues hubo largas temporadas, en las que no tenía respuesta o creía que jamás podría salir de ella. Cuando llegaba a ese último punto, sentía la ansiedad como una losa que jamás podría quitarme de encima. 
Conforme fui descubriendo que la aceptación y vivir EN en el presente, era una vía por la que cada vez me sentía mejor, la pregunta poco a poco fue perdiendo sentido. Desde esa perspectiva, ya no se trataba de si podría salir de la ansiedad o no. Se trataba de "permitir aceptar esto que estoy sintiendo AHORA MISMO". Ese cambio de enfoque me ayudó... y mucho. Ya no veía a la ansiedad como esa imponente montaña que tenía que escalar a base de esfuerzo y sacrificio. Desde esa perspectiva, ya sólo tengo éste instante, éste síntoma, ésta sensación, ésta emoción o pensamiento. Los que vengan en el futuro ya los trataré con la "energía" que tenga en ese momento. Pero ahora mismo, me quedo aquí, donde estoy, sólo ésto que estoy sintiendo. Es el "paso a paso". Escalón a escalón. Sin mirar arriba.
Todo ello no se consigue a la primera, el desarrollar una nueva actitud requiere su tiempo y práctica. Pero si se persevera, poco a poco sientes que todo comienza a transformarse. Y si continuamos perseverando, llega un momento en el que, sin hacerte la pregunta, sabes que la respuesta es "SÍ, PODRÉ SALIR". Eso no quiere decir que a partir de ahí todo sea un camino de rosas. Aún ya sabiendo que podría, tuve varias recaídas. Pero ya no era lo mismo. Los "picos" de ansiedad cada vez eran de menor intensidad y más distanciados. Hasta que con el tiempo... dejé de sentirlos. Así fue como llegó un día en el que hice algo, que muchas veces pensé jamás haría, tiré "la pastilla de emergencia" que siempre llevaba en la cartera. Ya no la necesitaba.
Sal de la pregunta y entra en el presente con aceptación. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

SALIMOS ADELANTE MEDIANTE LA ACCIÓN.

Salir de la ansiedad requiere ACCIÓN. Podemos comprender algo, pero hasta que no pasamos a la acción, realmente no nos damos cuenta de que es verdad. Ejemplo de ello es que sabemos que el miedo es irreal, pero hasta que no salimos de casa, o nos exponemos a tal o cual situación, realmente no terminamos de creérnoslo. Es decir, es la acción la que nos lleva del conocimiento teórico a la experimentación de la verdad. "Y la verdad os hará libres". Pero para llegar ahí necesitamos experimentarlo, ha de ser algo vivencial. Y ello pasa por la acción.
En la cama o en el sofá ya sabemos lo que nos encontramos. Me pasé sobre todo el primer año de ansiedad entre el sofá y la cama, jamás encontré algo ahí que me ayudara. Algo que me repetía cuando no tenía ganas de levantarme era "este es tan mal momento como cualquier otro para hacerlo. P'alante". Y es que para encontrar algo distinto en la vida, hemos de ir a su encuentro. Así que ¡levántate!, deja de repetir lo que sabes que no funciona y ponte en acción ¿Que cuesta? Lo sé. Nadie ha dicho que sea fácil, pero sí necesario y lo sabes. En el fondo lo sabes, así que comienza hacerle caso a tu fondo, a ti mismo ¡y p'alante! Hay muchas cosas que puedes hacer. Pon en práctica las recomendaciones de tu psicólogo / psiquiatra, deporte, da un paseo aunque sea pequeño, practica meditación, relajación, hobbys,... ¿Que te caes? Vale, eso quiere decir que estabas en marcha, ya no estabas en el sofá o en la cama, así que ¡bien por ti! Levántate, desdramatiza la caída, aprende de ella y vuelve al camino. Pues es en ese ir hacia tu vida, es en ese trayecto, donde uno se da cuenta, de que el miedo es irreal y que efectivamente no había nada que temer.
Quedamos libres mediante la acción.
Quedamos libres mediante la verdad.

sábado, 31 de octubre de 2015

ALIVIO INMEDIATO Y ANSIEDAD

Una emoción no experimentada, no vivida, no sentida,... no se marcha. Permanece a la espera. Es como si nos dijera "¿ah si? ¿no quieres que esté? No pasa nada. Volveré más tarde".  Esto es, se repiten aquellas emociones que no nos permitimos sentir. Cuando sentimos algo desagradable, nuestro primer instinto es rechazarlo, buscando a continuación el alivio inmediato. Y así vamos, de "alivio inmediato" en "alivio  inmediato" (las veces que lo conseguimos). Pero cuando se lleva un tiempo con ansiedad, te das cuenta que esa búsqueda del "alivio inmediato"... no funciona. Quizás pueda lograrse alguna que otra vez, pero ello no mejora nuestra calidad de vida. ¿Por qué? porque la emoción vuelve para ser experimentada, vivida y sentida.
Buscamos el alivio inmediato porque, cada vez más en nuestra sociedad, estamos acostumbrados a obtener soluciones rápidas y sencillas. Y quizás, por primera vez en nuestras vidas, nos hemos encontrado con algo que no funciona así. La ansiedad no funciona así. Ésa es precisamente la primera cuestión que, de forma honesta, hemos de aceptar en relación a la ansiedad: no existen soluciones rápidas. Y aquellos que las vendan... una de dos, o son unos mentirosos o unos irresponsables.
Salir de la ansiedad lleva su tiempo. Unas personas más, otras menos. Dicho tiempo depende de múltiples factores: de la causa de la misma, de la trayectoria vital de la persona, de quién y cómo estén ayudándonos, de la personalidad de cada uno, de las condiciones familiares, sociales, culturales... Son tantíiiiiisimas las variables que inciden en dicho tiempo, que resulta absurdo compararnos con otra persona que tenga ansiedad. Cada persona es un mundo y por lo tanto, sencillamente, no comparables.
Es por todo ello que la primera actitud que hemos de desarrollar es la paciencia. Ésta palabra, paciencia, en cuanto a su significado, pareciese que está formada por dos palabras: paz + ciencia. Esto es, PAZ + SABIDURÍA. Mantén tu corazón en PAZ mientras SABES que esto es un proceso. Que lleva su tiempo. Que cuanto más te desesperes por salir buscando el alivio inmediato, más fuerte se hará la ansiedad. Que estás aprendiendo. Que tu organismo sabe lo que hace y lo realiza de manera natural... ¿Y cómo mantener el corazón en paz? Mediante la aceptación radical de que "lo que es... es", las cosas son como son y es nuestra lucha contra "lo que es", lo que nos hace perder la paz. ¿Y aceptar qué? Toooodo cuanto sentimos, experimentamos, síntomas, sensaciones, pensamientos, sentimientos y emociones. Cuando uno acepta de verdad, cuando uno acepta de corazón,... automáticamente soltamos el concepto tiempo de la ansiedad. Ya no buscamos el alivio inmediato porque ya no luchamos contra nuestro sentir. Vivimos sin resistencia el propio acontecer y continuo desplegar de la vida.

sábado, 10 de octubre de 2015

ATAQUE DE PÁNICO - CRISIS DE ANSIEDAD


Personalmente no estoy de acuerdo con las palabras "Ataque" y "Crisis", no son las apropiadas para describir lo que realmente ocurre en esos instantes. Sé que se viven así, pero no se ajustan a la realidad porque nada está atacando, ni al cuerpo ni a la mente. En esos momentos lo que realmente ocurre, es una descarga de tensión emocional que hemos ido acumulando  y que experimentamos a través de los síntomas. INOFENSIVOS todos ellos. ¿Algo inofensivo puede atacar? No tiene sentido llamarlo así.
Tampoco estamos en crisis porque ahí lo que está haciendo el cuerpo es reequilibrarse. Está expulsando lo que está de más, digamos que se está aligerando nuestro organismo de ese cúmulo de tensión. Y lo más importante, ya venimos "equipados de serie" para poder hacerlo. Es decir, la naturaleza ya diseñó el mecanismo para aligerar esa tensión. Por lo tanto, al organismo le da igual cómo lo interpretes, él sabe lo que tiene que hacer y está diseñado para ello. Lo que para nosotros son unos momentos horribles, para nuestro cuerpo es un proceso natural más como otro cualquiera.
Además, esas palabras "Ataque" y "Crisis", tienen un significado y una connotación muy negativos. Debería de llamarse "Descarga de Ansiedad" o algo así.
Ahora bien, es nuestra interpretación de esos instantes lo que hace que lo experimentemos como un ataque o crisis, ya que creemos que vamos a morir o algo malo está ocurriendo. Pero seguramente ya lo habrás podido comprobar, una cosa es el mundo de las interpretaciones y otra bien distinta la realidad. Y la realidad es que si el cuerpo pudiese hablar en nuestro idioma, nos diría: "tranquilo/a, que para nuestro bien, sólo he activado el sistema de descarga".

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿ MALDITA ANSIEDAD ?

 En la naturaleza y en la vida, todo encaja. Tooodo tiene su "por qué" y su "para qué". Nada sobra ni falta. Tanto es así, que inclusive en la sabiduría popular, nos encontramos con el refrán: "no hay mal que por bien no venga". Todo está entrelazado y tiene su razón de ser.
Nosotros, el ser humano, también somos naturaleza, también somos vida.  Formamos parte de ella. Así que, la ansiedad también tiene su "por qué" y "para qué". Cuando descubrimos esto, la ansiedad comienza a encajar en nuestra vida, a tener un sentido su presencia. El darnos verdadera cuenta de ello, ayuda enormemente a aceptarla. A no luchar contra ella y por lo tanto, a no sentir la ansiedad extra que produce la lucha contra los síntomas.
La ansiedad ¿Por qué?
Porque ya no puedo seguir siendo tan perfeccionista.
Porque ya no puedo seguir siendo tan controlador.
Porque ya no puedo seguir siendo tan exigente con los demás y/o conmigo mismo.
Porque ya no puedo seguir siendo tan dependiente.
Porque...
La ansiedad ¿Para qué?
Para aprender a ser paciente.
Para aprender a ser comprensivo.
Para aprender a confiar.
Para aprender a quererme.
Para...
Cada cual tiene sus "por qué" y "para qué".
Descubre cuáles son los tuyos. Eso hará que la ansiedad comience a encajarte, dejará de ser tu enemiga para comenzar a ser tu maestra.

sábado, 22 de agosto de 2015

LENGUAJE INTERIOR Y ANSIEDAD

Uno de los puntos clave que me ayudó a salir de la ansiedad, fue el hecho de hacerme consciente de mi lenguaje interior. De ese "discurso" interno que todos tenemos. Hasta ese momento ni me había dado cuenta de él, es más, creía que era él y ni me había planteado que buena parte del problema estaba precisamente ahí. Ello lo descubrí practicando el primer ejercicio que propone Anthony de Mello en su libro Sadhana, donde pide que trates de estar diez minutos en silencio mental. Me resultaba imposible, mi mente vagaba de un lugar a otro y procurar mantener el silencio suponía una tarea titánica. El objetivo del ejercicio no era aprender a estar en silencio mental, sino el hacerte consciente de que continuamente estamos generando pensamientos. Practicándolo varias veces, ahí fue donde descubrí que existía un discurso interno y que éste tenía un enorme poder. Mucho me quedaba por recorrer aún, pero hacerme consciente de él, me abrió todo un campo nuevo sobre el que trabajar.
La continua práctica de la autoobservación (ver vídeo), punto clave en las obras de Anthony, hizo que poco a poco fuese descubriendo que según lo que decía ese discurso, así me sentía. Si me decía "vas a tener una crisis", enseguida me ponía nervioso, tenso o aparecían síntomas. ¡Había una relación causa-efecto! Y es que ese lenguaje interior, es como unas gafas mediante las cuales percibimos tanto lo que nos rodea como a nosotros mismos. No vemos la realidad, vemos lo que el pensamiento nos dice en relación a ella. "Si voy al super me sentiré mal" y comenzaba a darme taquicardia. Ese pensar era como un espejismo que me impedía ver que en ese preciso instante, estaba totalmente seguro y por lo tanto, no había motivo para sentir miedo. Pero no, las gafas me decían lo contrario. El hacernos conscientes de esas lentes que filtran nuestra realidad, es bajo mi humilde punto de vista, uno de los aspectos claves para salir de la ansiedad. Es un mirar las gafas en lugar de mirar a través de ellas. Llegar hacer eso requiere práctica, pues llevamos toda una vida con ellas puestas y la inercia del hábito nos lleva a utilizarlas.
Detente, respira, observa tu lenguaje interno y date cuenta de la influencia que tiene en la aparición y desaparición de síntomas. Una vez que te des cuenta, fluye, deja marchar ese parloteo interior, suéltalo (ver vídeo). Practicar eso me ayudó bastante. En el fondo, eso es meditar. Así que practica meditación para ejercitar la capacidad que todos tenemos de autoobservarnos. Cuanta más ejercitada esté esa capacidad, más podrás darte cuenta de lo que realmente te sucede y de que no estás en peligro. Ese "no estás en peligro" lo sabes de manera intelectual, sabes que no lo estás, pero tienes la sensación de que tu mente o tu organismo no se lo cree ¿Verdad? Pues bien, la práctica de la autoobservación hace que todo tu ser termine por verlo claro y nítido. Al darte cuenta de su mentira, lentamente las gafas del miedo comienzan a caer por su propio peso.

domingo, 9 de agosto de 2015

RESISTENCIA VS ACEPTACIÓN


Abandonar toda resistencia a sentir ansiedad, es permitir que ésta pueda fluir. Así fue como lo experimenté y por ello siempre lo recomiendo. En este vídeo recojo las conclusiones que saqué a nivel personal.



miércoles, 22 de julio de 2015

" QUIERO RECUPERAR MI VIDA "


Ese fue el deseo más profundo que tuve durante la mayor parte del tiempo que tuve ansiedad. Recuperar mi vida. Volver a salir, viajar, reunirme con mis amigos, ir y hacer lo que quisiera tal y como hacía antes de que el miedo apareciese. Pero los años pasaban y no la recuperaba por más que lo deseaba, me esforzara y tratara de encontrar solución a mi ansiedad
Poco a poco fui llegando a una conclusión que al principio fue dolorosa, pero que con el tiempo comprendí que en el fondo fue liberadora: no podía recuperar mi vida. Y no podía hacerlo por dos razones. La primera, porque "aquel Rafa" ya no podía continuar con esa vida llena de perfeccionismo, control, impaciencia, dependencia y autoexigencia. Y la segunda, porque aquella ya no era mi vida. La vida no es lo que sucedió, ni tampoco lo que sucederá. LA VIDA ES LO QUE SUCEDE, aquí y ahora. Es el continuo presente. Todo es vida. No podía recuperar mi vida porque ya estaba viviendo una vida, con ansiedad, sí, pero ésa era la vida que en esos momentos tenía que vivir. La que en ese momento estaba experimentando. La que experimentamos en cada momento.
Cierto es que cuando estaba inmerso en la ansiedad, sobre todo en las épocas de crisis, sentía cómo me limitaba, cómo el miedo se comía mi vida. Pero cuando conseguí adoptar cierta perspectiva de mi mismo y de lo que me sucedía, me di cuenta, de que lo que me limitaba era a continuar siendo perfeccionista, controlador, impaciente, dependiente y autoexigente. Y como hasta ese momento no sabía ser de otra manera, por eso sentía que la ansiedad me limitaba. Fui observando que cuando era menos perfeccionista, menos controlador,... sentía menos ansiedad.
El tiempo pasó y la ansiedad hizo que terminara por rendirme. No en el sentido de tirar la toalla, sino en el sentido de dejar de luchar contra ella y de aceptar que en aquellos instantes, aquella era mi vida. Curiosamente, fue en la rendición y en la aceptación, donde comencé a ver que la vida tornaba, iba dejando atrás tanto sufrimiento, tantas crisis y se abría algo nuevo. Una nueva etapa de ese continuo llamado vida, que se recorría más ligero de equipaje. Sobre todo sin la pesada carga de andar todo el tiempo demostrando ser perfecto por temor a que me rechazasen. No podía más, debía de elegir, continuar llevando una máscara o atreverme a ser yo mismo. Ese "no poder más" hizo que al final optara por lo segundo. Sí, perdí amigos. Pero me encontré conmigo mismo. Y al hacerlo, vinieron otros nuevos. Poco a poco, ligero de equipaje, volví a salir, a viajar, a ir y hacer lo que quisiera. Volví hacerlo. Pero no lo hizo "aquel Rafa". Por medio la vida había continuado y me había enseñado que había otra manera de vivirla. Antes de la ansiedad, creía que para ser feliz tenía que asegurarme el aplauso de los demás, precisamente cuando dejé de hacerlo comencé a experimentar la libertad. Como puedes ver en el apartado del blog "Carta a la ansiedad - testimonios", no es la misma persona la que entra que la que sale. 
No trates de recuperar la vida de antes tal cual. Eso es como tratar de recuperar el agua de río que ya se vertió en el mar. Ábrete a la vida y te encontrarás contigo mismo. Lo demás... vendrá por añadidura.

lunes, 6 de julio de 2015

ANSIEDAD, ESPACIO INTERIOR

Un buen profesional de la psicología / psiquiatría, un amigo, un familiar, un libro... nos pueden ayudar. Pero todos tenemos un espacio interior al que pocos pueden llegar. Ese espacio es donde nos hablamos, habitan nuestras emociones y nos sentimos. Es el lugar en el que se produce el abrazo interno y donde podemos cultivar la ternura hacia nuestra persona. Es en ese espacio donde se van originando esos pequeños cambios que nadie percibe pero que tú sabes que se han producido.
Observa cómo en el fondo, cada cambio en tu ser a lo largo de la vida, se ha fraguado desde ahí. Y es precisametne ahí, en ese espacio, donde has de dejar de luchar contra tus sentimientos, pensamientos y emociones. Es ahí donde has de dejarte en paz para que puedas "sanar" esa fractura, esa división interna en la que una parte de ti siente miedo y otra quiere estar bien. Recuerda, ambas partes son tuyas y por lo tanto no han de estar enfrentadas. Tu sentir es tuyo, está ahí, existe, permítele ocupar el espacio que de todas maneras está ocupando.
Cuando permitimos, lo que realmente estamos haciendo es dar la oportunidad a que todo pueda ser transformado. En cambio, cuando resistimos lo que hacemos es condensar, retener lo que ha de marcharse.
Toda transformación en la persona se produce de dentro hacia fuera, así que ve hacia ese espacio al que sólo tú tienes acceso y haz limpieza para sentir amplitud dentro de ti. Cuando tenemos ansiedad, solemos creer que nos falta algo, como si fuésemos erróneos. Pero en verdad lo que nos ocurre es que nos sobra. Nos sobran creencias, patrones y actitudes que han ido depositando en nosotros y que ahora nos estorban.
El camino de la salida de la ansiedad se hace ligero de equipaje.
Cuida tu espacio. Cuídate.

domingo, 7 de junio de 2015

VIVIR EL PRESENTE

Situarnos en el presente, es una manera de no entrar en esa corriente que nos arrastra llamada ansiedad. Pero ello no implica rechazar los pensamientos relativos al futuro. Fíjate cómo de esa manera, lo único que hacemos es entrar en conflicto contra nuestro propio pensar. Y entramos en ese conflicto sin darnos cuenta de que realmente, no le tenemos miedo al futuro. Le tenemos miedo a lo que estamos imaginando en nuestro presente. Repito. EN NUESTRO PRESENTE. No puede ser de otra manera pues nada escapa del ahora, inclusive lo que pensamos.  
En el miedo irreal, los pensamientos futuros no hablan del futuro. No pueden hacerlo sencillamente porque éste no ha nacido. Sólo son imaginación, ficción, presunción, fantasía,... Por lo que en verdad, esos pensamientos futuros, sólo hablan de cómo nos encontramos en este instante. Si miramos qué hay detrás de ellos, vemos que son la consecuencia de nuestra ACTUAL no confianza ante el devenir de la vida y de nuestra ACTUAL creencia en lo que imaginamos.
El problema de la ansiedad no está en el futuro. El problema está en cómo vivimos nuestro presente. Si lo vivimos con confianza, con aceptación, permitiendo nuestro sentir y dejando pasar lo que imaginamos "sin zambullirnos" en ello... todo se suaviza.

jueves, 4 de junio de 2015

CÓMO DISTANCIARSE DE LOS PENSAMIENTOS CATASTRÓFICOS

Los pensamientos tiene un gran peso en la ansiedad. La práctica del Mindfulness nos ayuda a distanciarnos de ellos. En el siguiente vídeo vemos cómo.

 

sábado, 30 de mayo de 2015

RAZÓN Y EMOCIÓN

La razón es una potentísima herramienta que ha hecho avanzar a la especie humana. Pero estamos tan encerrados en ella que no exploramos otras áreas igual de importante como es el sentir. Utilizar la razón para salir de la ansiedad es acertado, muchas veces es necesario hacerlo, pero no hemos de limitarnos a ella. También hemos de dejarnos sentir y que aflore nuestro lado más humano. Rabia, tristeza, agravio, temor, inseguridad, culpa, gratitud, comprensión,... suelen ser reprimidos, haciendo que embalsemos una tensión emocional que necesita salir de alguna manera. DÉJATE SENTIR y expresa aquello que sientes. 

De esa manera permitirás que todo fluya. Las aguas estancadas se oscurecen, en las que fluyen todo se va renovando.

sábado, 23 de mayo de 2015

¿SIENTES VERGÜENZA POR TENER ANSIEDAD?

En mi primer año de ansiedad, sentía una gran vergüenza por el hecho de tenerla. Aunque por aquél entonces aún no sabía muy bien qué me estaba ocurriendo, sí que me consideraba una especie de enfermo mental. El hecho de que nadie me explicase bien qué era la ansiedad, me llevó a tener esa falsa creencia sobre mi mismo.
Tras la primera crisis pasé, literalmente de la noche a la mañana, de tener una intensa vida social a recluirme en casa. ¿Por qué me recluí? Porque tenía dos tipos de miedos. El primero era que la crisis volviera a darme en la calle. El segundo era miedo a que me diese delante de mi amistades o que éstas se enteraran. Con el tiempo me fui dando cuenta que el segundo era más intenso que el primero. No quería que quienes me conocían lo supieran. ¿Por qué no quería? pues porque hasta ese momento, había sido una persona que había estado dando una imagen de que todo lo podía, competente, inagotable trabajador, fuerte, capaz,... y no soportaba que los demás me viesen de una manera diferente. A partir de ahí, fue cuando me di cuenta de cuánto me importaba la opinión que los demás tuviesen de mi. Para mi fue un duro golpe que me llevó bastante tiempo digerir, aceptar y sanar. Estaba claro que en ese punto, la ansiedad había venido a enseñarme... HUMILDAD. Humildad que inicialmente interpretaba como humillación. Pero no, son dos cosas distintas. Nadie me estaba humillando, sólo era mi ego el que así se sentía. Humildad es reconocer que somos humanos, falibles, de carne y hueso, que tenemos límites y que no hay necesidad de ir demostrando lo que no somos.
Ese segundo miedo fue quien más estaba alimentando mi agorafobia. Llevaba un año recluido en casa, pero en el fondo y en ese sentido, en verdad no estaba protegiéndome. Lo único que estaba haciendo era proteger la imagen que los demás tenían de mi, porque yo así lo necesitaba para sentirme querido y aceptado.
Durante ese año de reclusión, las crisis continuaron dentro de casa. El hecho de que no saliese a la calle no hacía que no las tuviera. Así que poco a poco ese primer miedo comenzó a carecer de sentido, pues total, las crisis me daban independientemente de dónde me encontrara. Lentamente comencé a salir, a tratar de ir cada vez una esquina más lejos. En mi interior sabía que ésa era la salida. No podía continuar como hasta ese momento pues mi vida se había detenido. Estaba claro que de mi ansiedad se salía literalmente por la puerta de mi casa.
Pero continuaba con ese miedo a que me diese una crisis ante alguien que conociera o que se enteraran. Eso era un auténtico freno. Recuerdo que iba por sitios por donde era poco probable que me encontrase a algún amigo, por miedo a que en su presencia me diese una crisis. Hasta que, cansado, harto, hastiado ya de ese miedo, hubo un momento en el que me dije "si se enteran que se enteren, yo quiero salir". Y es que las personas cambiamos cuando auténticamente nos cansamos de sufrir, que mientras nos quede aguante y resistencia continuamos haciendo lo mismo aunque lo pasemos mal. A partir de ahí, me fui liberando de la constante tensión de tener que estar preocupado por la opinión de los demás. Comprobé que cuanto menos me importaba qué pudieran pensar mis amistades, más fácil me resultaba salir a la calle. Mi nivel de ansiedad en las salidas bajó, aunque aún la sentía, pero ya no era ese nivel máximo que antes tenía. Curiosamente, no volvió a darme una crisis fuerte en la calle. Continué teniendo momentos duros, pero a base de continuar saliendo y seguir trabajándome a nivel interior, lentamente fueron bajando de intensidad hasta que finalmente desaparecieron.
Con todo esto me gustaría deciros que, si sentís vergüenza por tener ansiedad, priorizad en vosotros. En lo que realmente necesitáis y no en lo que creáis necesitar de los demás. Que lo que otros piensen, son sólo SUS pensamientos, de la misma manera que tú tienes los tuyos sobre ellos. Y que nada de eso tiene que ver con tu valía como persona. Que el andar protegiendo SUS pensamientos tiene un coste demasiado alto para tu vida. Que los demás están en sus vidas y que la tuya no puede detenerse por sus opiniones. Que no eres erróneo en ningún momento. No tienes nada de qué avergonzarte. Eres lo que eres, sientes lo que sientes y estás pasando por el momento que estás pasando... ¿¡y qué pasa!? Son los demás pero sobre todo esta sociedad, la que se avergüenza de ser humanos. Cada vez más personas se comportan como máquinas, siempre perfectos, competentes, infalibles, haciéndolo todo deprisa,... Con lo que al final, todos terminan representando un papel, una máscara ante los demás pues absolutamente nadie en el fondo es así. Salte de esa obra de teatro. Deja de ser un actor ante los demás y sé el protagonista de tu propia vida. Si los demás se avergüenzan de ser humanos, no lo hagas tú también. Posiblemente la ansiedad ha venido a humanizarte, al igual que me vino a mi.
De la ansiedad, de la agorafobia, no se sale por el sofá del comedor, ni siendo un actor ante los demás. Se sale literalmente por la puerta de tu casa y por tu interior, aceptando radicalmente tu pensar y sentir. Sin resistencias. Con cariño, ternura, comprensión y compasión hacia tu persona.
Se sale siendo lo que ya eres: HUMANO.
Sé genuino.
Sé tú.

viernes, 22 de mayo de 2015

domingo, 17 de mayo de 2015

LA ANSIEDAD COMO TRANSICIÓN.

Algo que he podido comprobar en las personas que han superado la ansiedad, así como por experiencia propia, es que ésta se convierte al final en un período de transición.
Aquí os dejo unas reflexiones en formato vídeo:

 

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domingo, 10 de mayo de 2015

LA GUERRA CONTRA EL SÍNTOMA


Cuando tenemos un síntoma, casi de forma automática reaccionamos ante su presencia. Nuestra primera reacción suele ser el rechazo, el no querer que esté ahí. Ante ello, es importante hacernos conscientes de dicha reacción y cómo ésta hace que entremos en un conflicto interior que nos produce más ansiedad. ¿Por qué? Porque sentir una cosa y querer sentir otra nos fractura y divide, haciendo que entremos en guerra contra nuestro propio sentir.
Tratar de negar, apartar, apagar, ocultar el síntoma o renegando de él, nos impide hallar la calma y la serenidad. Nadie que está en una primera línea de combate puede encontrar paz. Y en esta guerra, hay algo que se ha de tener muy claro: que el campo de batalla eres tú y que los soldados de ambos bandos son tuyos, te pertenecen, pues son partes de ti. 
Abandonar ese conflicto se hace por la vía de la HONESTIDAD. Ser honesto con nosotros mismos implica ser coherentes, permitirnos sentir lo que sentimos, darle "permiso" al síntoma para que esté ahí sencillamente porque ya está ahí. Sin interferir ni querer controlarlo. Es el propio negar o regenar su existencia lo que hace que no podamos encontrar paz. Es la propia estrategia que utilizamos para dejar de sentir síntomas, lo que hace que todo se magnifique.
Puede que existan personas que al leer esto, piensen que es una locura no hacer nada ante su sentir. Si es este tu caso, créeme, te entiendo perfectamente. Hubo muchos momentos en los que yo también pensaba así. Hasta que me di cuenta que lo que es de locos, es entrar en una permanente guerra imposible de ganar porque todos los soldados eran míos.
Además, no es cierto que no se haga nada. Fue a través de los libros de Anthony de Mello y de la práctica de la meditación, como descubrí el “arte del no hacer”. Mediante su práctica me di cuenta que en verdad, estaba haciendo un montón de cosas:
- Estaba aprendiendo a tener paciencia y confianza, no de una manera intelectual, sino sincera, sentida y profunda. Confianza y paciencia que antes de la ansiedad... no tenía.
- Estaba respetándome al no estar continuamente en conflicto conmigo mismo.
- Estaba descubriendo que siempre había estado en conflicto, lo cual me llevó a un mayor autoconocimiento.
- Estaba dándome cuenta que tanto juicio que hacía sobre mi persona, sólo conducía al sufrimiento.
- Estaba descubriendo que siempre había estado viviendo en el pasado y el futuro, con lo que nunca había vivido una vida REAL en el presente.
- Estaba aprendiendo a abandonar la titánica, agotadora e infructuosa tarea de tratar de controlarlo todo.
- Estaba aprendiendo a abandonar las autoexigencias.
- Estaba aprendiendo lo que significaba realmente aceptar.
- Estaba dejándome en paz por primera vez en mi vida.
No luchar no es un no hacer.
No luchar es dejar espacio para que aflore la paz.

jueves, 30 de abril de 2015

¿ HASTA CUÁNDO TENDRÉ ANSIEDAD ?

Esa pregunta me la hice miles de veces a lo largo de los 7 años que la tuve. Pero como siempre en la ansiedad, nada es lo que parece. Lo que había detrás de esa pregunta era un profundo deseo de que el miedo desapareciese de mi vida a la voz de ¡ya!. Cuando fui consciente de ello, trataba de no tener ese deseo. Procuraba no lamentarme del tiempo que llevaba, ni ponerme fechas ni volver hacerme esa pregunta. Pero eso no hacía que desapareciese el deseo. Lo único que estaba haciendo de esa manera es que una parte de mi, la que tenía el deseo, luchara contra otra parte de mi, la que no quería tenerlo. Entré de esa manera en una nueva lucha interna que no me llevaba a ninguna parte.
Tiempo tardé en darme cuenta que detrás de ese deseo había algo más profundo y que escapaba del ámbito de la ansiedad. Y no era otra cosa que mi querer controlarlo todo. En el fondo quería controlar todo lo que me ocurría, cuándo debía aparecer y desaparecer cuanto me ocurría en la vida. La ansiedad era una de esas cosas, sólo una de tantas. A parte de porque no quería sentirlo, no soportaba que el miedo estuviese ahí porque no podía controlarlo... y eso me daba más miedo aún, alimentando y engrosando de esa manera el que ya tenía.
Recuerdo que leyendo uno de los libros de Anthony de Mello, decía algo así “Todo acontece cuando ha de acontecer, ni un segundo antes, ni un segundo después”. No tenemos el control sobre el tiempo, no existe el control sobre la inmensa mayoría de los acontecimientos que nos ocurren. No existe el control sobre la ansiedad. Ante ello sólo cabe la aceptación, el llevar los acontecimientos de la mejor manera posible. Y la mejor manera es ir instante a instante, momento a momento, paso a paso, día a día. Soltando el mañana pues éste escapa a nuestro control. Sólo podemos hacer algo en el ahora. Darme cuenta real de todo eso y llevarlo a la práctica, hizo que dejara de contar los meses y años, así como dejar de pensar en cuánto tiempo me quedaría. No existe el “cuánto tiempo me queda”, y la prueba de que no existe es que no hay respuesta a esa pregunta. Nadie puede responderla.
Todo ello en el fondo y con el tiempo me tranquilizó, pues me liberé de la tensión que me suponía el estar tratando de controlar el futuro. Sólo me tenía que ocupar de lo que estaba ocurriendo AHORA... pues es lo único que existe. Así que suelta, afloja, destensa y ocúpate sólo de tu instante.

domingo, 26 de abril de 2015

LA ANSIEDAD DE NO SER COMO SOMOS.

¿Cuánta ansiedad nos produce tratar de ser como otra persona? Sinceramente mucha. Nos comparamos quizás con quienes tienen éxito, popularidad... y nos sentimos inferiores a ellas. No hace falta que nos comparemos con famosos de la TV, solemos hacerlo más bien con aquellas de nuestro entorno más cercano. Envidiamos su simpatía, su naturalidad, su fuerza, coraje, habilidad, su aparente felicidad y una vocecilla nos dice "yo quiero ser como ella".
A partir de ese momento, comienza un conflicto interno en el que la parte de nosotros que quiere ser como la otra persona, lucha contra lo que somos. Nos fracturamos. Es como si jugásemos al ajedrez contra nosotros mismos. Ese juego no podemos ganarlo porque todas las fichas del tablero forman parte de nosotros. ¿Quién gana? ¿Quién pierde? Es una lucha sin sentido que sólo nos lleva al agotamiento y la frustración.
Y lo más importante, en todo conflicto, en toda lucha, hay implícita una ansiedad por conseguir el objeto de nuestro deseo y un miedo por no conseguirlo. Con lo cual ya nos estamos dando una "dosis" gratuita de tensión que nos llena de malestar.
No tenemos que ser como nadie. No tenemos que ser como nuestro padre, nuestro amigo,... ni tan siquiera como aquella persona que superó la ansiedad. Tú eres tú. ¡Tú ya eres alguien! Cada persona tiene su propio camino que recorrer y ése es el camino correcto para esa persona. No vivas siguiendo los pasos de alguien, pues su sombra te impedirá ver el sol con tus propios ojos. No mires el mundo a través de los ojos de los demás. Tú tienes tu propia mirada y es tan valiosa como la de cualquier otro.
Cuando nos empeñamos en ser como alguien, automáticamente aparece cierto grado de sufrimiento. Ésa es la señal inequívoca de que nos estamos creyendo un pensamiento falso: "tengo que ser como esa persona".
Si hay algo de ti mismo que no te gusta, comienza por comprenderte. Fíjate cómo cuando comprendemos a alguien dejamos de juzgarlo. Ya no hay etiqueta, ya no hay recriminación ni acusación ni culpa. Surge el afecto, el cariño y la proximidad. Pues bien, esa misma actitud aplicada a nosotros. Comprendernos nos libera del juicio que nos hacemos. Y es curiosamente desde ahí, desde la no-lucha hacia nuestra persona, cuando todo cambio se hace posible. No quizás el cambio que deseamos, pero sí el que necesitamos para nuestro propio caminar. 
Trátate con respeto siendo tú mismo.

domingo, 29 de marzo de 2015

RÓMPASE EN CASO DE ANSIEDAD

Espero que las siguiente frases os ayuden en los momentos más complicados. No son para repetirlas, sino para sentirlas y experimentarlas. Entiendo que muchas de ellas no sean fáciles al principio, pero ten la intención de ir cultivando la actitud interior que encierran.
- Respiro y me traigo al presente, sin forzar nada en ningún momento.
- Lo que siento es inofensivo.
- Lo que pienso no es un hecho, es sólo un pensamiento.
- El hecho de que yo piense una cosa, no quiere decir que sea cierto.
- Estos pensamientos sólo están alimentados por la imaginación. En realidad, física y mentalmente, estoy seguro.
- Este sentirme mal, es sólo debido a que le estoy haciendo caso a un pensamiento falso.
- Lo que siento es miedo irreal, por lo tanto no hay nada a lo que temer. Realmente estoy seguro.
- El miedo es sólo el “parlamento interior” que tengo.

Así que...

- Dejo de contestarle a mi mente.
- Dejo de contestarle a las sensaciones.
- Dejo de contestarle al miedo.
- Suelto toda resistencia. Toda tendencia a contestarle a este momento.
- Me dejo en paz.
- Acepto radicalmente instante tras instante.
- Elijo paz ante este sentir. 

viernes, 27 de marzo de 2015

¿ QUÉ ME QUIERE DECIR LA ANSIEDAD ?

Saber qué nos quiere decir la ansiedad, es uno de los procesos más enriquecedores que la persona puede realizar. Confieso que no es fácil descubrirlo, requiere un gran trabajo de auto-observación y sobre todo una gran dosis de honestidad hacia uno mismo. Aunar todo eso me llevó bastante tiempo. Es por ello que desde ya, te digo que no te agobies en encontrar respuestas, todos hemos de pasar por nuestros propios procesos.
Cada cual ha de descubrir su propio mensaje, es algo tan íntimo que no muchas personas podrán decirte cuál es. Se trata más bien de un descubrimiento, no tanto racional, sino también instintivo y emocional.
Son muchas las personas que me han pedido que escriba sobre este tema. Así que ahí van una serie de pistas que pueden ayudar a descubrir ese mensaje.
Como decía, la auto-observación es vital. ¿Pero observar qué? AQUELLAS ACTITUDES EN LAS QUE ENCUENTRAS PAZ. Obsérvate en tu día a día sin juzgarte, y date cuenta de cuáles son las actitudes que adoptas ante las distintas situaciones y hacia ti mismo. Una vez hecho, mira a ver en cuáles de ellas descubres que has encontrado calma y serenidad.
¿A qué actitudes hemos de estar especialmente atentos? Responder esta pregunta me lleva irremediablemente a las actitudes del Mindfulness:
- Mente de principiante
- No juzgar
- Paciencia
- Confianza
- Aceptación
- No forzar
- Soltar
Observa cómo cada vez que has adoptado alguna de esas actitudes has encontrado paz. Precisamente aquella que anhelas. Así que se trata de ir siguiéndole la pista a la paz en tu interior. Estar atentos a ella, qué actitud has adoptado justo antes de sentirla. De esa manera, a través de una auto-observación exenta de juicios y reproches, es como puedes ir aprendiendo de ti mismo. Ya no es que alguien te diga qué has de hacer, sino que es tu propia experiencia la que te va enseñando. A partir de ahí, es cuestión de ir repitiendo una y otra vez esas actitudes que has auto-descubierto, de ir recordándote en ellas. En el fondo se trata de un elegir paz hacia uno mismo y hacia lo que te rodea. Todo ello requiere un proceso que es simple pero no fácil. Cuando sintamos esto último, es el momento de aplicar esas mismas actitudes al propio proceso de ir cultivándolas (paciencia, aceptación, confianza,...).
Puede que al hacer esta práctica de ir siguiéndole la pista a tu paz, sientas que te resulta muy difícil porque tienes la percepción de que no tienes un minuto de paz. Si es ese tu caso, es cuestión de ir afinando. Como buscar manualmente una emisora de radio, pues siempre hay situaciones y personas en las que confiamos, aceptamos, soltamos, no juzgamos,... Es un ir detectando esas actitudes y observar cómo nos sentimos.
Confieso que la primera vez que me topé con ese listado, una de las primeras cosas que descubrí, es que reunía muchas de las actitudes que tuve que cultivar para salir de la ansiedad. Como si alguien hubiese hecho un compendio que resumía el trabajo que tuve hacer interiormente. Espero de corazón que esta experiencia te ayuden de la misma manera que me ayudó.
 

sábado, 7 de marzo de 2015

¿ DE QUÉ TE PROTEGEN TUS MIEDOS ?

- Quizás te protegen de cómo te sientes cuando los demás no te aceptan.
- Quizás te protegen de cómo te sientes cuando no alcanzas el éxito. Aquello sin lo cual piensas que no puedes ser feliz.
- Quizás del sentir que te produce que las situaciones escapan a tu control.
- Quizás trata de protegerte del propio miedo (miedo al miedo).
- ...
A cada persona el miedo le protege de algo. Esos cuatro ejemplos son sólo algunos de los más comunes. Hay tantos como personas. Es importante saber de qué nos protegen nuestros miedos dado que de esa manera, nos damos cuenta de que el miedo no es el problema, es la consecuencia. Y a partir de ahí es cuando podemos evolucionar comprendiendo que (por ejemplo):
- No somos la opinión de los demás.
- No es necesario alcanzar algo para ser feliz.
- No debemos asustarnos de tener miedo.
Pero hay algo común en todos esos ejemplos: NOS DA MIEDO SENTIR algo negativo (sea lo que sea). Y es que nadie se ha sentado con nosotros a enseñarnos qué hacer con nuestras experiencias internas. Qué hacer con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Así que no te juzgues por hacerte un lío en muchas ocasiones, es normal. Como todos... sólo estás aprendiendo, sobre la marcha, la mejor manera de ser feliz.
Sentir no es malo, simplemente forma parte de nuestra naturaleza humana al igual que lo son nuestros pensamientos. Muchas veces como no sabemos qué hacer con los sentimientos, nuestra primera reacción es huir de ellos. Justo ahí es cuando empezamos a liarlo todo. Ocultamos, reprimimos, rechazamos, luchamos con aquello que percibimos en nuestro interior. En definitiva, entramos en guerra con nosotros mismos.
Imagínate por un momento que no tuvieses miedo a lo que sientes ¿Cómo te sentirías?
Aceptar, acoger, recibir, admitir, reconocer, dándoles el espacio que ocupan... es el primer paso y el más importante para hacer realidad lo que acabas de imaginar.
Sea lo que sea... siéntelo.
Permite tu sentir y no tendrás que protegerte de él.

miércoles, 25 de febrero de 2015

MIRANDO LA ANSIEDAD DESDE OTRA PERSPECTIVA

Todo en la naturaleza es cambio, está en constante movimiento y evolución. Queramos o no, también somos naturaleza. Ésa es nuestra condición más innata. Por lo tanto hemos de PERMITIR que en nuestro interior tenga lugar ese movimiento y cambio, que todo pueda ser transformado. Para que la ansiedad pueda transformarse hemos de permitirle existir. Aquello que negamos, huimos, rechazamos... es como si lo embalsáramos. No lo dejamos cambiar,  permanece igual. Por ello todo lo que resistes persiste. Si embalsas siempre te encontrarás con lo mismo. Todo aquello que está en movimiento da lugar a que llegue algo nuevo. Hemos de crear las condiciones adecuadas para que el miedo, nos traiga algo nuevo.
Sé que no es fácil. Pero la ansiedad es tremendamente paradójica, lo que creemos que es el "veneno" verdaderamente se trata del antídoto. 

viernes, 13 de febrero de 2015

DEJAR DE LUCHAR PARA SALIR DE LA ANSIEDAD

Existe un juguete infantil que podemos utilizar, como metáfora, para entender mejor lo que significa dejar de luchar contra la ansiedad y poder salir de ella. Se trata de un "atrapadedos chino". Antes de continuar con la explicación, es necesario ver el siguiente vídeo en el que podemos ver en qué consiste. 

(Hacer clic aquí)

Atrapadedos chino

 Como hemos visto, introducimos los dedos pero cuando queremos sacarlos, el atrapadedos se cierra y no podemos hacerlo. Cuanto más tiramos más se cierra y más atrapados quedamos. Ahí podemos llegar a desesperarnos y comenzar a tirar más y más... pero al hacerlo, más se cierra presionando nuestros dedos. Quedamos atrapados, nuestra movilidad se ve reducida. Nos hemos quedado presos. Es decir, la lucha no funciona para quedar libres.
Pero en cambio, si aflojamos, si lejos de resistirnos permitimos que nuestros dedos estén ahí e inclusive los introducimos un poco más, la trampa se afloja y es cuando podemos sacarlos quedando libres.
De la misma manera con la ansiedad. Cuanto más luchamos más se cierra sobre nosotros, menos nos deja ir. Cuanto más queremos librarnos de ella, más presistente se hace. Nos quedamos presos de ella. Igualmente aquí la lucha no funciona para quedar libres. Por el contrario, cuando nos permitimos estar en ella, sin resistirnos, aceptándola, es cuando paradójicamente todo se afloja y quedamos libres.
De aquí podemos extraer una gran lección de la ansiedad: es la lucha quien nos mantiene presos en ella. El problema no son los síntomas ni los pensamientos, el problema es la actitud de lucha que adoptamos ante ellos.
Os animo a que os hagáis con este juguete infantil y experimentar esta reflexión. Dicha experiencia puede llegar a ser muy clarificadora. 

viernes, 23 de enero de 2015

ANSIEDAD Y MINDFULNESS

Últimamente estamos viendo cómo el Mindfulness se está aplicando en los casos de Trastornos de Ansiedad con bastante éxito. Pero tan importante es el saber practicarlo, como la actitud con la que nos acercamos a meditar. 
Cuando sentimos ansiedad, la primera reacción instintiva que tenemos ante ella es tratar de controlarla y hacer lo imposible para no sentirla. Ese control y evitación, la tenemos tan automatizada que la aplicamos sin darnos cuenta. ¿Por qué digo esto? Porque muchas personas se acercan al Mindfulness como si fuese una estrategia de control de la ansiedad. Como un intentar o buscar sentir paz huyendo de lo que sentimos. Una manera de anestesiarnos como vía de escape ante los síntomas. Si hacemos eso, estamos teniendo la misma actitud de siempre: controlarla y evitarla. Es decir, estamos utilizando el Mindfulness como instrumento de combate para no sentir. Lo cual, tal y como experimenté en mis propias carnes, sencillamente no funciona para salir del miedo.
Por eso hay quienes al practicar meditación, terminan abandonándola al sentenciar que no funciona, o tras un breve período de mejoría sienten que no terminan de salir de su situación. 
El Mindfulness no es una estrategia de control de la ansiedad. No es evitar, huir o no sentir síntomas, ni ha de practicarse para ello.  De hecho meditar y evitar es como el aceite y el agua, no pueden ir de la mano. Por decirlo de alguna manera, son "antónimos".
Uno de los grandes pilares que sostiene la ansiedad en nuestras vidas, es la credibilidad que le damos a los pensamientos. Le tenemos una fe tremenda a todo aquello que se nos cruza por la pantalla de nuestra mente. Y es ahí donde el Mindfulness tiene su verdadero sentido. Mediante su práctica, terminamos por darnos cuenta de que los pensamientos son precisamente eso, pensamientos y no hechos consumados. Es un aprender a crear un espacio entre ellos y nosotros, de manera que no nos arrastren, pero a la vez sin querer cambiarlos. De esa manera se va poco a poco deshaciendo esa fe y ese ser uno con lo que pensamos. Así que el Mindfulness no es una herramienta de control de nada, sino un adquirir una nueva relación con todo aquello que experimentamos, inclusive nuestros pensamientos. 
No se trata de no sentir, sino de cómo nos relacionamos con nuestro sentir. ¡Claro que mediante su práctica puede llegar el experimentar calma y paz! pero como efecto secundario de lo realmente importante: ese darse cuenta de que los pensamientos y sensaciones son lo que son, y no lo que creemos que son. 
Quienes no practiquen Mindfulness y lean todo esto, quizás estén pensando "qué difícil es hacer eso". Si es ése tu caso tranquilo, todo se aprende mediante la práctica. Así que ánimo y a ¡practicar!.