miércoles, 17 de diciembre de 2014

ACEPTAR LA ANSIEDAD PARA SENTIRNOS MEJOR

Hay ocasiones en las que tratamos de aceptar la ansiedad para sentirnos mejor.  Es decir, hay un esfuerzo por alcanzar un determinado estado de paz. Eso es un error muy habitual y en el que también caí.
Al pretender alcanzar algo, sin querer nos estamos imprimiendo una tensión. Observa cómo cuando deseamos algo en la vida, hay una ansiedad por lograrlo y un miedo a no alcanzarlo. Con lo que nuestro intento de paz se convierte en un autogenerar más ansiedad y miedo. Es en ese forzar / desear / anhelar donde nuestro estado actual y el que queremos alcanzar entran en conflicto. Hay una fractura, una división, entramos en guerra con nosotros mismos.  Por eso terminados agotados.
Y la aceptación no es eso. No hay que aceptar para huir de lo que sentimos. La aceptación es permitir, en cada instante ,el estado que tengas. Sea cual sea. No para sentirte bien, sino porque es el que existe.  Es el que es. La paz se alcanza cuando nos unimos con el presente en su más pura realidad. Es un permitirte sentir lo que sientes, sin juzgar, sin analizar,... en una actitud interior de no resistencia.  Es en la no-guerra donde encontramos paz. 

lunes, 8 de diciembre de 2014

ZONA DE CONFORT Y ANSIEDAD

Suele definirse la zona de confort como aquel espacio vital en el que te sientes seguro. Donde lo que hay dentro es conocido y tienes cierto sentimiento de control sobre lo que hay en ella.
Cuando se tiene agorafobia, percibes claramente esa zona de confort, está nítida en tu mente o para ser más exactos en tu imaginación. Percibes que puedes llegar hasta tal calle o lugar, pero no más allá. Como si alguien hubiese dibujado un círculo alrededor de tu casa, donde fuera de esa línea se abre un abismo lleno de incertidumbre y peligros. Igual que los marinos en la Edad Media, que creían que más allá del horizonte se acababa el mar. Al menos así era como lo percibía cuando no podía salir de mi casa.


Pero quedarse dentro de la zona de confort es partir del hecho de que tu bienestar depende de las condiciones externas en las que te encuentres, de dónde te halles o de lo que estés haciendo. De que tu tranquilidad no depende de ti, de que ésta ha de proporcionarla algo ajeno o externo a tu persona.
Voy a decir algo que quizás impacte.  La zona de confort externa a nosotros no existe.  No es real, es ficticia e imaginaria. Creer que existe es sólo consecuencia de haberse creído una mentira. ¿No lo crees? Date cuenta de cómo cuando has estado fuera de dicha zona y te has tranquilizado, todo se suavizó. Observa cómo esa zona, mal llamada de confort porque recluido en ella tampoco te sientes bien, es tan grande o pequeña como el miedo dice que sea. Es tu temor quien determina la amplitud de ese espacio vital. Esto no sólo podemos aplicarlo a la agorafobia, si no también a cualquier otra situación. 
La tranquilidad o bienestar no está fuera, está en nuestro interior, está en la forma en la que nos percibimos e interpretamos cuanto nos rodea.  Por lo tanto, la verdadera zona de confort es interna. Ese cambio de perspectiva es crucial.
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Esa zona de seguridad verdaderamente está en nuestro interior:
- Cuando estamos en paz con nosotros mismos.
- Cuando a nivel interno están alineados pensamientos, sentimientos y acciones.
- Cuando nuestra serenidad no la hemos depositado en el exterior.
Entonces esa zona de confort nos acompañará allá donde vayamos, pues está dentro de nosotros y habitamos en ese espacio de paz. Cuando abrimos dicho espacio en nuestro interior, las fronteras y líneas exteriores se disuelven conforme vaya creciendo. El centro comercial, el trabajo, el cine,... todo ello no son más que lugares o situaciones neutras. 
Calma la mente practicando meditación y confrontando los pensamientos con la más pura realidad. Ve hacia tus adentros, silencia, afloja, destensa... y cuando percibas paz, querrá decir que habrás llegado a tu verdadera zona de confort. Quédate ahí y viaja en ella por la vida. 

sábado, 8 de noviembre de 2014

LAS PARADOJAS DE LA ANSIEDAD

La ansiedad es tremendamente paradójica, por ello también nos cuesta tanto comprenderla y comprendernos cuando estamos inmersos en ella.
Las más importantes son:
  • Cuanto más luchas, más fuerte se hace.
  • Cuanto más te resistes, más persiste.
  • Cuanto más quieras que no esté, más está.
  • Cuanto más controlas, más se descontrola.
  • Cuanto más piensas en ella, menos soluciones ves.
Al leer todo ello, puede que cierto sentimiento de "nada puede hacerse contra la ansiedad" aparezca en ti. Pero ese sentimiento surge de estar situado en la lucha, la resistencia, el no querer sentirla y desde la postura del control. Que es precisamente lo que hacemos con todo en la vida. 
Pero hay otra salida y así lo experimenté:
  • La aceptación radical.
  • La no-resistencia.
  • La confianza en tu cuerpo, en ti y en la vida.
  • El soltar el control.
  • El no querer no sentirla.
  • La no lucha.
  • Asumir los cambios.
  • Asumir que has de realizar una serie de acciones.
  • Asumir que has de aprender algo nuevo en la vida.

viernes, 31 de octubre de 2014

MOTIVACIÓN PARA LA ANSIEDAD

Tomamos muchas cosas para la ansiedad y no me refiero a pastillas o remedios naturales. Tratamos de tomar impulso en esa búsqueda de la salida, tratando de encontrar aquello que nos motive para seguir adelante. Aunque hay que tener cuidado en no tomar más de lo mismo que nos llevó a ella. 
Cuando llevas un tiempo experimentando el miedo en tu vida, llega un momento en el que te "rindes", y te das cuenta de que has de cambiar como persona para poder salir adelante. De realizar un giro en nuestra forma de pensar, actuar,... en definitiva, de SER. Pero ello quizás nunca lo hemos hecho, no sabemos exactamente cómo hacerlo, o bien sentimos mucha resistencia interna que tampoco sabemos qué hacer con ella.  Por lo que al final, podemos caer en el fatídico "no puedo".
En esos momentos de bajón, buscamos algo que nos anime y es entonces cuando encontramos, sobre todo en las redes sociales, frases del siguiente tipo:
"La pasión te hace valiente"
"Prohibido rendirse"
"El éxito de tu vida se mide por los obstáculos que superas"
"No te rindas jamás"
"Que el Ave Fénix sea tu modelo"
"Has de resurgir de tus cenizas"
Frases que al leerlas, o que alguien nos las diga en sus múltiples variantes, sentimos que nos viene como anillo al dedo, pues encajan perfectamente con lo único que sabemos hacer: LUCHAR. Al leer este tipo de frases, quizás podamos sentir un empujón inicial, nos imprime ánimo para continuar.  Pero continuar... ¿haciendo qué? A seguir con el esfuerzo, con la batalla, la resistencia, la guerra contra uno mismo y la ansiedad. Tarde o temprano ese subidón inicial que nos imprime sencillamente cae, no se sostiene ni nos sostiene. ¿Por qué? Porque ese tipo de mensajes hace que automáticamente comencemos un diálogo interno lleno de frases del tipo "Tienes que..." "Debes de..." "Has de..." Llenándonos así de autoexigencia, tensión y por lo tanto de más ansiedad. ¿Te das cuenta que es justo eso lo que nos decíamos antes de que la propia ansiedad apareciese? En definitiva, continuamos haciendo lo mismo que nos llevó al miedo.
Especialmente dañina es la visión del Ave Fénix, de que hemos de resurgir de nuestras cenizas.  ¿Por qué? Porque ello implica partir del hecho de que ahora somos cenizas, de que no somos lo que tenemos que ser, como si en este momento fuésemos erróneos. Como si la ansiedad no fuese algo que tuviésemos que estar viviendo. Quizás te haya chocado esta última frase.  Pero no hay momentos erróneos ni somos erróneos en ningún momento.  La ansiedad es sólo el mensajero de que hemos de evolucionar.  Y ese mensaje hay que recibirlo, acogerlo,... escucharlo.  Se repetirá tantas veces hasta que realmente nos enteremos de qué nos quiere decir. Nuestro cuerpo, a través de los síntomas nos está hablando, escuchémoslo. Ten la total y absoluta certeza de que el mensaje será siempre positivo para nosotros.
Pero para poder cambiar hemos de partir de lo que somos.  Y no somos cenizas, no somos erróneos.  Somos personas, seres humanos y por lo tanto GRANDES. Somos total y absolutamente perfectos con nuestras imperfecciones. 
Los cambios en la persona siempre se producen desde dentro, de la misma manera que un polluelo rompe el cascarón.  Y ese cambio sólo se puede producir desde la más profunda, sentida, sincera y radical aceptación de que somos lo que somos, de que la realidad es la que es y punto. Aceptar implica permitirnos sentir lo que sea que estemos sintiendo en el momento.

Hemos de tener mucho cuidado en no confundir el querer cambiar con la evolución: 
  • Querer cambiar implica un deseo de ser otra cosa de lo que somos ahora. Perseguimos un ideal que sólo existe en nuestra mente. Y todo deseo implica por sí mismo una tensión añadida por querer alcanzar ese ideal y un miedo a no alcanzarlo. La paz no se halla llenándonos de tensiones, presiones, miedos, culpabilidades,... de ansiedad. Por eso hay personas que desean tanto cambiar que nunca cambian. Porque en ese intento se llenan precisamente de aquello que desean dejar atrás.
  • Evolucionar es lo que realmente nos está pidiendo la ansiedad.  Somos vida y queramos o no nos regimos por las mismas leyes que ella.  La vida es cambio, movimiento, está en constante transformación. Sólo hemos de cambiar nuestro foco de atención, escuchar, observar, comprender y no resistirnos a lo que nos pide. El sufrimiento surge cuando no nos permitimos ser lo que somos. Por ello en la no resistencia encontramos otra de las grandes claves. El querer cambiar de alguna manera es ponerte a remar cuando el río ya fluye solo.  Es querer forzar el ritmo. Y terminamos agotándonos porque la vida, la naturaleza tiene sus propios ritmos, en cada momento hemos de vivir lo que hemos de vivir. Y si no lo hacemos, la vida se encarga de traérnoslo una y otra vez hasta que lo vivamos, para que podamos entender aquello que nuestro interior precisa. Así es como la paciencia se convierte en una de las grandes actitudes que aprendemos con la ansiedad, porque tener paciencia es conectar con el ritmo natural de la vida. Evolucionar es fluir con ella, ser lo que tenemos que ser en cada momento desde la no resistencia.  Y es justo ahí donde encontramos la verdadera motivación porque al dejar de luchar, es cuando percibimos que toda nuestra fuerza se reúne para hacer de forma natural aquello que necesitamos. Todo ello no quiere decir que debamos abandonarnos.  Salir de la ansiedad requiere una acción (aprender a relajarse, meditar, deporte, terapia, salir a la calle...) Pero la diferencia es hacerlo desde la no autoimposición como si una parte de ti luchara contra parte de ti. No hacerlo desde el "debería de..." "tengo que...".  Es hacerlo desde la no resistencia a hacer aquello que has de vivir. Es un cambio de actitud, no de acción.  La acción hay que realizarla.
 Recuerda.
  "No hay momentos erróneos ni eres erróneo en ningún momento".
 Detente en esa frase. Haz silencio para poder acogerla, profundiza en ella, medítala y tenla latente en ti horas, días,... o quizás sólo baste unos minutos. No es cuestión de repetirla, es de sentirla, de reconocerla. Tarde o temprano cierto atisbo de paz asomará en ti. Cuando la sientas, aunque sólo sea un poco, tira de ahí. La paz siempre es ese hilo brillante que te sacará de toda oscuridad.

miércoles, 1 de octubre de 2014

EL PUNTO DE INFLEXIÓN PARA SUPERAR LA ANSIEDAD.

Cómo controlar la ansiedad.  Esa era la idea base que tenía durante los primeros años que la tuve. Todo en mi giraba en torno a tratar de controlarla. Inicié un auténtico peregrinar por distintos médicos y profesionales con la esperanza de que alguno de ellos, obrase el milagro de quitarme aquello de encima.  Ansiolíticos, antidepresivos, plantas medicinales, terapias alternativas,... Literalmente mi vida se convirtió en un continuo buscar, rastrear, tratar de encontrar algo o alguien que me ayudase. Mi foco de atención estaba totalmente puesto en el exterior de mi persona, en una actitud de aguante y resistencia mientras esperaba encontrar aquella tabla de salvación que parecía nunca llegar.  Y mientras tanto, percibía que poco a poco mis fuerzas se agotaban, que mi resistencia estaba llegando a su límite.  Lo cual me daba más miedo aún, ya que creía que si dejaba de nadar, quedaría a la deriva de la ansiedad y terminaría estrellándome contra las rocas. ¡Qué equivocado estaba! Y así fue como, cansado de buscar llegué a tocar fondo, instalándome allí bastante tiempo. Todo se hizo oscuro.   

Hoy por hoy, 10 años más tarde y pasado ya todo aquello, puedo comprender que cuando lo vemos todo negro, simplemente es debido a que nuestro foco de atención está puesto en el lugar equivocado. Que allí abajo, en el fondo, nos quedamos instalados porque seguimos agarrados a la misma piedra que nos hizo hundir, y aún así seguimos resistiéndonos. ¿A qué si ya estamos en el fondo? A soltar la piedra. Pero sobre todo A LA VIDA, a sus cambios, a todo lo nuevo que nos pueda mostrar, a ese ir con ella que si nos dejamos llevar, nos llena de frescura y renueva por dentro.  

No, no era verdad que había tocado fondo.  Aún había camino que recorrer, había otro fondo al que llegar: A mi mismo.  

Cuando te cansas de sufrir, de luchar y de agarrar la piedra, es cuando la sueeeltas y se te abre ese nuevo camino.  ¡Ahí es donde está el punto de inflexión!, en ese soltar que llegas a sentirlo como un "acto de fe", pues te da miedo dejar lo único que conoces, lo que has estado haciendo toda la vida. Resistirte, luchar y aferrarte. Pero no hay nada que temer, es como cuando te cansas de nadar y te extiendes horizontalmente sobre el agua: ¡FLOTAS! ¿Recuerdas la actitud que adoptas cuando te dejas flotar en el agua? Detente unos segundos y recuérdala con la mayor nitidez posible. Pues bien, es desde esa actitud cuando puedes empezar a mover brazos y piernas con suavidad pero con precisión e iniciar una nueva trayectoria. No desde el esfuerzo, si no desde la serenidad. No desde la resistencia, si no desde la confianza y certeza de que de esa manera, no te vas a hundir. Ahí es cuando las plantas medicinales, terapias, consejos, medicinas,... pueden ejercer todo su efecto. 

Esa actitud de paz hacia la propia ansiedad, irremediablemente comienza a llevarte a ti mismo, pues en el fondo somos paz y nos reconocemos en ella. ¿Te cuesta creer que en el fondo seamos paz? Hazte la siguiente pregunta "¿Qué es lo que íntimamente he deseado toda mi vida?"  Siempre la has estado buscando porque algo dentro de ti la reconoce. No podemos buscar aquello que previamente no conocemos. 

Encontrar la paz es des-cubrirla.  Es quitarle de encima las resistencias, para así poder hallarla. Está ahí, dentro de ti. Deja de mirar al exterior y enfoca la atención a tus adentros. Observa sin juzgar, sin analizar, con cariño, con ternura,... dejándote flotar. 

Querido amigo, querida amiga. No has tocado fondo. Te queda aún por recorrer el trayecto de salida, dirección hacia tu interior. Verás cómo en ese nuevo camino, poco a poco todo comienza a suavizarse. Así lo experimenté y así lo comparto con vosotros esta tarde.   

Os deseo un feliz día... de paz.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

CONTROLAR LA ANSIEDAD

Para ser realistas, controlar la ansiedad no es la actitud adecuada para salir de ella.  Todo control implica una tensión, y detrás de toda tensión, siempre hay una ansiedad.  Sería por tanto una añadidura por nuestra parte, un echar más leña al fuego.
Aquí os dejo de forma muy resumida los términos, que la experiencia me dice, que son válidos para salir de la ansiedad.
 De la ansiedad se sale con corazón e inteligencia, no con la fuerza.

jueves, 21 de agosto de 2014

SUPERAR LA ANSIEDAD CON O SIN PASTILLAS

Ese es uno de los grandes dilemas que muchas personas con ansiedad tienen a la hora de tratar de superarla.  Personalmente las tomé durante dos períodos especialmente duros que tuve a lo largo de mis años de ansiedad. No pasa nada por hacerlo. Hay casos y momentos en los que se necesita tomar medicación, siempre y cuando sea bajo el control de un médico.  Con la ansiedad se sufre mucho, y un sufrimiento excesivo puede agotar a la persona. De ahí una de las utilidades de la medicación, mitiga ese sufrir. De alguna manera te permite tener un poco más de "energía vital" para seguir adelante.
Seguro que habrás escuchado de gente que superó la ansiedad sin medicamentos.  Sí, claro que las hay.  Pero porque cada persona es un mundo.  Una de las cosas que la ansiedad enseña es que no nos debemos comparar.  De hacerlo estamos repitiendo uno de los "programas" que precisamente nos llevan a ella.
Lo que más se teme a la hora de tomar pastillas para la ansiedad es al "enganche" y a la posterior retirada del medicamento. No voy a decir que fue precisamente fácil dicha retirada, pero a la larga hubiese sido peor no haberlas tomado. Digamos que fue un mal menor. Esa bajada de dosis la hice muuuuy lenta, muy paulatina, sin marcarme plazos y siguiendo las indicaciones médicas.
Con todo ello no estoy defendiendo el uso de la medicación como único medio para salir de la ansiedad. Sino que tal y como he dicho antes, hay casos y momentos en los que sí es necesario su uso.  Mi consejo es que si los profesionales en los cuales confías te han indicado que tomes pastillas, hazlo con toda la tranquilidad, siguiendo al pie de la letra sus instrucciones. 
Personalmente pienso que la medicación es como la barandilla de una escalera, ayudar ayuda, pero quien ha de subir los escalones eres tú.  Así mismo no hemos de olvidar lo más importante para salir de la ansiedad: EL APRENDIZAJE. Y ese aprender no viene concentrado en una pastilla. Si nos centramos sólo en la medicina como única tabla salvavidas, estaremos en la tabla mucho tiempo sin llegar a tocar tierra y sin aprender a remar.  La ansiedad trae debajo del brazo una lección de vida, y hasta que no la aprendamos seguiremos cursándola. 

viernes, 8 de agosto de 2014

PARA SALIR DE LA ANSIEDAD ELIGE LA PAZ, NO EL CONFLICTO CONTRA TI MISMO

No podemos salir de la ansiedad con la misma forma de pensar con la que entramos en ella.  En la ansiedad solemos entrar mediante el esfuerzo, la lucha y el aguante desmedido.  Y cuando nos llega la ansiedad, seguimos utilizando esas tres mismas "herramientas" para tratar de salir de ella. Nos esforzamos, resistimos y luchamos contra la ansiedad. ¡¡SEGUIMOS HACIENDO LO MISMO!!
Detente unos segundos y piensa en ello antes de continuar leyendo. Es como seguir aplicando el mismo "programa" que nos ha llevado a tener ansiedad.  Como sino supiésemos hacer otra cosa en la vida que luchar.  Sin darnos cuenta que de esa manera, entramos en guerra con nosotros mismos.  Normal que nos agotemos, lo raro sería lo contrario.  Luchábamos antes y seguimos haciéndolo ahora.  Es como si nos hubiesen grabado a fuego la idea que es mediante el sacrificio como todo ha de conseguirse en esta vida.  Y ese mismo programa lo aplicásemos a todo cuando nos acontece.    Por ello también nos cuesta tanto salir de la ansiedad, porque seguimos aplicando los mismos programas una y otra vez.  Pero hay cosas en la vida que no se consiguen apretando los dientes, ni cerrando los puños para la pelea. Si buscamos la paz, sólo podemos acceder a ella mediante la propia paz.  Y la paz es el mejor "antídoto" contra el conflicto, pues donde hay paz no hay miedo.  Es por ello que se hace necesario SOLTAR ese "programa de conflicto" que continuamente nos lleva al esfuerzo, la lucha, la resistencia y como consecuencia al agotamiento.  Sólo cuando soltamos el conflicto podemos dislumbrar la paz.  Y ese soltar sólo puede realizarse mediante una comprensión serena, profunda, sincera y clarificadora de cómo hemos llegado a la ansiedad.  Ello facilita enormemente la ACEPTACIÓN de lo que nos ocurre, ya que las personas estamos dispuestas a negar todo aquello que no comprendemos.

sábado, 14 de junio de 2014

QUIERO QUE LA ANSIEDAD SE MARCHE "YA"

Tendemos a rechazar todo aquello que nos hace daño, así es que es comprensible que deseemos desde lo más profundo de nuestro ser que los síntomas de marchen de la noche al día.  Pero la noticia es que no hay fórmulas mágicas para salir de la ansiedad. Quienes os ofrezcan métodos milagrosos diciendo que en un corto período de tiempo los síntomas desaparecen, sencillamente mienten. Superar la ansiedad es un proceso lento, en el que además cada persona tiene sus propios tiempos. Ésa es la realidad y no otra.
Observad cómo es el propio deseo de que la ansiedad se marche a la voz de "ya", lo que está aportando una gran dosis de sufrimiento al proceso que estamos viviendo. Imaginad por un momento que no tuvieseis dicho deseo ¿Cómo os sentiríais?
Así que cuanto antes os pongáis del lado de la realidad y no contra ella, esto es, que la ansiedad no se marcha de la noche a la mañana , antes os estaréis permitiendo aceptar la ansiedad. Y es precisamente en esa aceptación donde se empieza a encontrar la serenidad.

domingo, 8 de junio de 2014

DESPERSONALIZACIÓN Y SENSACIÓN DE IRREALIDAD.


Mi ansiedad siempre se caracterízó por ir superando síntomas y seguidamente aparecer otro nuevo.  Como una interminable cadena de eslabones que debía ir deshaciendo uno a uno.
El eslabón de la despersonalización / sensación de irrealidad me costó superarlo por el miedo que me producía, ni tan siquiera me atrevía a contarlo por si los demás pensaban que había perdido la cordura.  Por aquel entonces ya había superado muchos síntomas, principalmente mediante la respiración, la meditación, relajación, distracción e iba poco a poco sintiendo lo que significaba realmente la palabra aceptar.  Pero cuando surgieron estos síntomas, los viví de una manera distinta a los demás por el miedo que me producían.  De esa manera los "elevé" a una categoría diferente al resto.  Incluso llegué a dudar si eran ansiedad o no, y esa duda me hizo mucho daño.  Error por mi parte.  La ansiedad es como un dado, tiene múltiples caras pero cada una de ellas no deja de ser el mismo dado.
A base de leer muchísimo sobre ansiedad, descubrí que nadie se había vuelto loco por el hecho de tenerla.  Que la despersonalización se trataba de un síntoma más como otro cualquiera y que era yo solito, quien lo estaba tratando de una manera distinta. Sin lugar a dudas desagradable, pero igualmente inofensivo como los demás.  Por lo tanto debía tratarlo como un síntoma más.
De la misma manera que ninguna de las veces que temí tener un infarto significó que iba a tenerlo, sentir la despersonalización tampoco significaba que iba a perder la cordura. Era exactamente igual. Comprender eso hizo que interiormente bajara de "status" a este síntoma.
Saber todo eso me tranquilizó, pero hacía falta un paso más: NO TRATAR DE CONTROLARLO cuando lo estaba sintiendo.  El tratar de resistir hacía que centrara mi atención en el síntoma, cobrando así todo el protagonismo y aumentara por tanto mi nerviosismo. Tenía que dejarlo estar, aceptándolo profundamente, no creerme el síntoma, respirar diafragmáticamente para relajarme, practicar deporte para bajar mi nivel general de ansiedad y sobre todo distraerme. Así mismo me di cuenta que es en esos momentos, como en los de crisis, cuando más se hace necesario tener práctica en la relajación, saber relajarse.  En el fondo y como siempre se trataba de aplicar la regla básica, esto es, centrar la atención en la vida y no en los síntomas.
Superar la despersonalinzación / desrealización fue comprobar una vez más que en la ansiedad NADA ES LO QUE PARECE.

lunes, 7 de abril de 2014

SALIR DE LA HIPOCONDRÍA TAMBIÉN ES POSIBLE

En mi experiencia con la ansiedad, uno de los principales handicaps era creer que tenía algo distinto a la propia ansiedad. Me martirizaba pensando que cada pequeño síntoma era un cáncer o un infarto.   Era como sufrir una enfermedad sin tenerla. Sufría porque me daba miedo sufrir, cuando en verdad jamás hubo motivo para ello.
A pesar de innumerables médicos que me decían que estaba sano... tiempo tardé en darme cuenta que el problema no era mi salud. Repito, el problema no era mi salud,  el problema era mi pensamiento.
Muuuuy lentamente fui de verdad LIMITANDO lo que me ocurría, esto es, que los síntomas de la ansiedad eran sólo y exclusivamente eso mismo, síntomas-de-la-ansiedad. ¡¡Y DE NADA MÁS!! Limitar es importante. Darse en verdad cuenta que el hecho de que yo pensara una cosa no quería decir que fuese necesariamente cierta.  Que por mucho que yo me empeñe que la nieve es verde... seguirá siendo blanca.  De la misma manera, por mucho que me imagine que tengo una enfermedad... mi cuerpo seguía estando sano pues esa era la realidad de mi organismo.  Que una cosa son los pensamientos y otra muy distinta la realidad. Y la realidad era que siempre estuve sano.  El problema era el pensamiento, no mi cuerpo.
Para poder llegar finalmente a esas conclusiones,  me ayudó enormemente la auto-observación. Esto es, ver lo que me estaba ocurriendo como si le estuviese ocurriendo a otra persona.
Auto-observarme de esa manera, sin juzgar nada, sin valorar nada, sin analizar nada...sólo observar... me ayudó bastante, además del resto de acciones (que comento en el blog) que iban bajando mis niveles de ansiedad.  Inclusive observar de forma neutra esos pensamientos, observarlos sin interactuar con ellos, sin "responderles", sin "hablarles", sin juzgarme... me ayudó a dejar de identificarme con ellos.  Yo no era aquellos pensamientos.
Para poder entender mejor la auto-observación, permitidme el siguiente simil. Es como salir de una película, salir de la pantalla y saltar a la butaca del cine.  Observa el personaje de la película y no le recrimines nada. ¡¡Suelta el personaje y sé espectador!!  Con el tiempo te das cuenta que el espectador no tiene ansiedad.
Todo ello hizo que los miedos se fueran poco a poco disolviendo por el mero hecho de no ser reales.  Cuando observamos sin juzgar... irremediablemente la más pura realidad se nos hace presente.
Esa fue mi experiencia por si a alguien le pudiese ser de ayuda.  Aunque siempre recomiendo que para aprender a manejar los pensamientos, lo mejor es recibir el asesoramiento de un profesional de la psicología.

sábado, 22 de marzo de 2014

¿Vas a dejar escapar el único instante en el que puedes hacer algo para salir de la ansiedad?

Cuando buscamos el camino para salir de la ansiedad, solemos cometer el error de querer hacerlo partiendo de la visión de todo lo que nos queda por recorrer. Esto es, centrados en la meta final, empujados por el deseo de dejar de sentir los síntomas.
Pero hay que tener claro, que no se sube una montaña mirando a la cima. No se llega al final de un viaje poniéndote de puntillas intentando divisar el destino final. No se termina una tarea sólo imaginándonos su finalización. Date cuenta que cuando nos imaginamos todo lo que nos queda por recorrer, esa imagen se convierte en una pesada losa que mina nuestro ánimo, convirtiendo nuestras ilusiones en frustración.
Cada escalada, cada viaje, cada tarea... está compuesta por muchos pequeños pasos, gestos y acciones que sumados todos ellos son los que nos hacen llegar hasta el final. Salir de la ansiedad es también esa acción de hormiguita que hemos de hacer en cada instante, en cada momento, en cada día. Por lo tanto, EL FINAL NO ES LA META. ¡¡ LA META ES EL PASO !!. El paso que has de dar en cada momento, ya que es el hoy lo que cuenta, no el mañana.
Ese paso de hoy, puede ser ir a comprar pan, ir a la casa del amigo/familiar, dar un paseo, ir a ver a tal persona, acercarte al super, buscar hueco para hacer relajación/meditación, hacer ejercicio, leer ese libro que tanto bien te hace... ¡¡ESAS SON LAS METAS!! pues es en el hoy el único momento en el que puedes actuar.
Desde ese punto de vista, fíjate cómo se aceptan mejor los síntomas, pues el objetivo de hoy no es eliminar por completo la ansiedad, sino dar el paso que en cada instante te corresponde dar.
¡¡ Olvídate de todo lo que te queda por recorrer !!, pues sólo tienes el hoy, el ahora, para poder hacer algo. ¿¿ Vas a dejar escapar el único instante en el que puedes hacer algo para salir de la ansiedad ?? Pon el ladrillo que en cada instante te corresponde poner... y ve así construyendo el hogar en el que finalmente encuentres la paz.

lunes, 24 de febrero de 2014

LA ANSIEDAD ESTÁ LLENA DE SUPOSICIONES.

Todos podemos percibir en nuestra mente un continuo parloteo interior que constantemente está analizando, clasificando y "diciéndote" lo que tienes que hacer. Observa, repito, observa cómo esa "voz" cuando se refiere al futuro, lo único que hace es hacer SUPOSICIONES. Es lo único que puede hacer en relación al futuro. Yo me enredé en ellas miles de veces y las sufrí una por una. Sé por experiencia que es emocionalmente agotador.
Pero veamos lo que realmente significa la palabra "Suponer". ¿Qué implica? Según la R.A.E. significa: "Conjeturar, calcular algo a través de los indicios que se poseen. Dar por sentado y existente algo".
Fíjate cómo en ningún momento tal definición habla de realidades, son sólo conjeturas, cavilaciones que tienen su origen en experiencias pasadas.  Suponemos a raíz de lo que ocurrió tiempo atrás. Esa experiencia pasada la tenemos tan en el "altar" de nuestra memoria que la proyectamos erróneamente al presente y al futuro.
Proyecciones, conjeturas, recuerdos, suposiciones,... éso es lo que nos asusta. No el supermercado, la calle o tal situación. Nos asustamos con nuestros propios pensamientos.
Pero... por otra parte... detente y piensa ¿¿Cuántas supociones has hecho y que luego no se han cumplido??
Salir de ansiedad requiere, entre otras cosas, tener los pies en el presente.  Así que pisa fuerte en el aquí, ahora, este momento... y tira palante.

domingo, 16 de febrero de 2014

¿QUÉ SUPONE ACEPTAR LA ANSIEDAD?


* Asumir radicalmente que está ahí. Que aunque no sea de nuestro agrado, forma parte de nuestra realidad. Y que por lo tanto negarla o luchar contra ella sólo lleva al desgaste. Comprender que toda lucha implica un conflicto, una tensión. Y toda tensión lleva consigo más ansiedad.
* No asustarte por sus síntomas, desde el más profundo convencimiento de que la ansiedad es inofensiva. Cuando sientas los síntomas en tu cuerpo permite que estén ahí, evitando adoptar una actitud de rechazo. Eso hará que se marchen antes.
* No recriminarte nada en relación a la ansiedad. No te culpes. Una vez más... déjate en paz siempre y en todo momento.
* Percibir la ansiedad sólo como una señal de tu cuerpo/mente de que algo en tu vida has de cambiar. Es sólo una señal de alarma avisándote que algo en tu vida has de cambiar.  La ansiedad es una oportunidad de cambio que, para salir de ella, inevitablemente has de realizar. Todos los que salen de la ansiedad coinciden que les ha cambiado la vida de forma positiva respecto a antes de tenerla.
Posiblemente estarás pensando "¡¡ Qué difícil !!" Pero... ¿¿acaso es más fácil permanecer como sigues hasta ahora sin aceptarla??
Trabaja en ti la aceptación, verás cómo a partir de ahí todo se vuelve más sencillo.