miércoles, 20 de abril de 2016

¿ HACIA DÓNDE NOS LLEVA LA ANSIEDAD ?

Nos llega la ansiedad y sentimos como que nos saca del mundo. Nos saca de nuestros proyectos, ilusiones, relaciones,... de lo que nuestra vida había sido hasta ese momento. Nos saca de todo eso pero ¿dónde nos mete? Los síntomas y las crisis hacen que sintamos que nos mete en un infierno.

Recuerdo que una de las cosas que más me hacía sufrir, era que ya no podía contar conmigo mismo, ya no "me tenía", no podía contar ni con mi cuerpo ni con mis capacidades intelectuales. 

Pero como todo en la ansiedad y en el miedo irreal... es eso mismo, irreal, falso, una mentira. No es que me metiera en un infierno, ES QUE ME LLEVÓ A DONDE NUNCA QUISE ESTAR. La ansiedad, en el fondo, no nos mete en algo nuevo, sino que nos lleva a cursar aquellas "asignaturas pendientes" que vamos dejando atrás a lo largo de la vida y que necesitan ser atendidas. Me refiero a asignaturas llamadas:  

- "No me quiero"

- "Trato de demostrar mi valía para que me quieran"

- "No confío en lo que la vida me presenta"

- "No me cuido y exijo demasiado"

- "Mi infancia"

- "Me culpo de..."

- ... 

Los síntomas y las crisis son nuestro cuerpo diciéndonos "¡Oye! que ya no puedes avanzar más en la vida con eso pendiente". Cada cuál tiene sus propias asignaturas que nunca ha querido o atrevido ni a mirar los apuntes. Ahí es donde nos lleva la ansiedad, a que nos sentemos delante de ellas, cursarlas y SANARLAS. Abrir las ventanas, que entre la luz y renovar el aire de ahí dentro. Y ese "ya no puedo contar conmigo", era para detenerme y quedarme a solas con ellas. Si sientes que para cursar esas asignaturas necesitas ayuda profesional, busca un buen psicólogo que te enseñe.
Ahora con el tiempo puedo verlo. Estuve tantos años con ansiedad, entre otros motivos, porque durante mucho de ese tiempo me lo pasé resistiéndome a cursar esas asignaturas y renegando el que ya no pudiera contar con mi cuerpo. Y así no se avanza. De esa manera lo único que hacemos es repetir una y otra vez un curso llamado "quiero lo de antes". Pero cuanto antes nos demos cuenta que "lo de antes" y/o "el de antes", fue lo que nos llevó a la ansiedad... antes podremos promocionar. 
Salir de la ansiedad es también entrar a aprehender de aquellas "asignaturas pendientes" que llevamos arrastrando desde hace mucho. Por eso muchas personas que salen de la ansiedad se sienten mucho más libres, no sólo por el hecho de ir y hacer lo que quieran (que también), sino porque además ya no llevan esa pesada mochila a la espalda.
La ansiedad nos lleva a un paso más allá en nuestra vida, hacia algo distinto, hacia algo mejor. Nos lleva a liberarnos de las cadenas que hemos ido llevando durante mucho tiempo. Y esto no sólo lo digo por experiencia propia, en el apartado de "testimonios" puedes verlo igualmente en otras personas. Sé perfectamente que en mitad de un síntoma o una crisis es imposible verlo, pero de la misma manera que no podemos ver el destino cuando estamos a mitad de un camino. Si miras más allá del síntoma... seguramente podrás vislumbrarlo.
 Estás esperándote
No te aplaces más
Ve a por ti

sábado, 16 de abril de 2016

EN LA ANSIEDAD PERDEMOS LIBERTAD, PERO...

Amamos la libertad, pero continuamente nos estamos juzgando y culpando, reprimimos nuestros sentimientos. No permitimos nuestro sentir.
Amamos la libertad, pero tratamos de someter nuestro pensamiento, no decimos lo que sentimos o pensamos y dependemos de la aceptación de los demás para sentirnos bien.
En la ansiedad sentimos que perdemos libertad, que nos encierra. Que no nos deja hacer lo que queremos.
Pero...
¿No será que antes de la ansiedad ya estábamos presos?
¿Que la ansiedad sea sólo el grito de nuestro organismo y de nuestro ser más íntimo diciéndonos "déjame libre"?
¿Que el sufrimiento y la angustia sea nuestro íntimo sentir ante los muros y rejas que interiormente hemos ido construyendo?
¿No será que el deseo de libertad que sentimos en la ansiedad vaya más allá de la propia ansiedad?
Pero ganar en libertad, no es conformarnos con ampliar el espacio de nuestra celda. Ganar en libertad es darnos cuenta de que los muros no son necesarios para ser feliz.

viernes, 15 de abril de 2016

MIEDO IRREAL


Salir de la ansiedad es también darse cuenta de que el miedo irreal es parecido a lo siguiente. Así fue como lo experimenté:
Imagina que estás viendo una película cómodamente sentado/a en tu casa. De pronto ésta capta por completo tu atención, tanto que sin darte cuenta te ves absorbido por ella. En ese momento tu foco de atención está exclusivamente puesto en la película. Es como si la luz de un faro estuviese fijo en un solo punto, dejando de ver todo lo demás. Dejas de prestar atención a lo que ocurre a tu alrededor, de escuchar los ruidos de los vecinos o de la calle. Incluso no terminas de enterarte de lo que ocurre en la habitación en la que estás. Te encuentras absorto en la trama de la película e identificado con el protagonista, llegando a sentir lo que él siente. Prácticamente te haces uno con él.
Si el protagonista está alegre, tú te alegras. 
Si está triste, tú te entristeces. 
Si pasa por un momento de tensión, tú te tensas. 
Si hay alguna escena de miedo, tú sientes miedo.
En esos momentos, tus experiencias vitales son las mismas que las de la película. Cuando en verdad, en la realidad, no había motivos para estar alegre, triste, tenso o sentir miedo, pues simplemente estás sentado en el sofá de tu casa, viendo unas imágenes que salen de un aparato llamado televisión.

Pues bien, con el miedo irreal ocurre lo mismo. 

Los síntomas y pensamientos negativos pasan por la pantalla de nuestra conciencia y nos quedamos absortos, con la atención fija en ellos. Si en la pantalla se proyecta una molestia en el pecho y aparece la frase "¿y si es un infarto?", enseguida comenzamos a preocuparnos y a sentir miedo, de la misma manera que cuando estábamos viendo la película en la televisión. Cuando en verdad, no hay motivo para preocuparnos ni sentirnos mal, porque el médico nos ha dicho que estamos bien. Puede que ahora alguien esté pensando "vale, pero ¿y si el médico se ha equivocado?" Eso me ocurría con frecuencia. ¿Sabes de lo que me di cuenta? De que eso era sólo otra escena de la misma película y que me había vuelto a meter en ella. 
Ya está. Punto. Eso es el miedo irreal.

¿Cuál es la mayor diferencia? Que es como si la televisión estuviera "dentro de nosotros", y las escenas las vivimos en "3D" con todos nuestros sentidos  ¿Verdad? ¡¡Pero es que eso no es nuevo!! ¡¡Siempre ha sido asíiiiii!! ¡¡Y a todos nos ocurre!! ¿Cuántas veces has soñado despierto trasladándote fuera de la realidad, montándote tu propia película?:
*  Has imaginado que te tocaba la lotería, vivías en un lugar paradisíaco y por un momento te sentías disfrutando de todo eso. 

* Has imaginado la pareja ideal, viviendo momentos idílicos y por un momento te sentías super bien. 

* Has recordado aquella situación maravillosa que viviste y por un momento te sentías igual que cuando ocurrió.

* Has recordado la discusión que tuviste con tal persona y por un momento te sentías como si la estuvieras de nuevo viviendolo.

* ...
Pues bien.
Has imaginado que te iba a dar un infarto y te sentías con miedo. 
Has recordado la crisis que te dio tiempo atrás y al hacerlo te sentías con miedo.

¿¿LO VES?? ¡¡ES EL MISMO MECANISMO!! Obsérvalo. Observa cómo es el mismo mecanismo. Es importante darse cuenta de él. Y es que el ser humano, la mente, tiene la capacidad de abstraerse de la realidad y "crear una película" para nosotros, que se podría titular "el poder de la imaginación".
¿¿Lo ves?? ¡¡¡ No te pasa nada raro !!! Los mecanismos que te producen el miedo son los mismos que todos tenemos. Para de leer y trata de verlo antes de continuar, de darte real cuenta de ello.
¿Qué ocurre? Que el miedo tiene la facultad de enfocar nuestra atención en un solo punto, esto es, en la propia película. Y ya nuestra televisión interna sólo sintoniza el Canal "Ansiedad 24 h", es como si nos metiéramos en Matrix.
Ahora bien ¿Cómo salir de ahí? Dándonos cuenta de que estamos dentro de ella. ¿Y eso cómo se hace? AUTOOBSERVÁNDONOS. En este vídeo explico lo que significa. Otra cuestión que me ayudó fue el darme cuenta de que si estoy sufriendo, es porque estoy en la película. De esta manera, el sufrimiento se convierte en el indicador que te avisa de que estás dentro de ella. ¿Estoy sufriendo? Entonces estoy dentro. Y al ver la película como tal, al darte cuenta de ella, justo en ese momento, dejas de estar dentro. Ya dejas de ser la película para ser tú. YA ERES CONSCIENTE. Ves su engaño, ves su mentira. Con lo cual el sufrimiento se mitiga. Es como cuando soñamos y tenemos una pesadilla. Mientras estamos dentro del sueño, no sabemos que estamos soñando, sino que lo soñado lo vivimos como real. Es sólo al despertar cuando SOMOS CONSCIENTES de que se trataba de un sueño. Pues de eso se trata, de hacernos conscientes de la película, del sueño, ¡¡ Y DESPERTAR !! Esa capacidad de hacerse consciente de la película, no se desarrolla a la primera. Lleva su tiempo. La meditación ayuda enormemente a ello, pues en ella ejercitas el darte cuenta de que estás en una película y vuelves a la realidad regresando a la respiración.

Hay algo que también hay que tener en cuenta. El Canal "Ansiedad 24 h" tiene una peculiaridad. Cuantas más veces estás metido/a en él, más repetitivo se hace. Y cuanto más no quieras verlo y lo rechaces, es como si subiera el volumen. ¿Qué hacer entonces? Aceptar que está ahí. Aceptar que está emitiendo, mientras tú te vas a tu vida. Es como cuando estamos en casa y tenemos la TV puesta mientras estamos limpiando, llega un momento en el que dejas de escucharla.

En definitiva, se trata de HACERNOS CONSCIENTES del miedo irreal. De que es sólo una película mental. Películas que todos nos podemos montar en un momento determinado, aunque ésta es de miedo y ello hace que nos enganche más. Pero ya está.



¡¡ OBSERVA LA PELÍCULA Y DESPIERTA !!
¡¡ ESTÁS A SALVO !!
SIEMPRE LO HAS ESTADO.

lunes, 11 de abril de 2016

CULPA Y ANSIEDAD


La culpa suele ser una gran fuente de ansiedad. En mi caso lo fue debido a que era tremendamente perfeccionista. En nada me permitía fallar. En los estudios, relaciones, lo que decía o hacía... todo debía hacerlo perfecto. Estaba en constante guerra interna contra el error, generándome así una enorme tensión interna. La verdad que siendo de esa manera, lo raro hubiese sido no haber entrado en la ansiedad.


Tardé en verlo, pero para mi fue una liberación darme cuenta de que el EL ERROR NO EXISTE. Ya sé que interiormente nos saltan cientos de pensamientos diciéndonos lo contrario, fruto del aprendizaje recibido de la familia, escuela, sociedad,... que desde pequeños nos dicen de su existencia. Que cuando haces o dices algo inadecuado, has de sentirte culpable. Pero no sólo eso, sino que también esa culpa es necesaria para aprender a corregir y no volver hacerlo. Tanto nos meten esas ideas en la cabeza, que llega un momento en el que somos nosotros solos quienes ya nos culpabilizamos. Ya nadie tiene que decírnoslo, sino que directamente nos flagelamos diciéndonos frases del tipo "soy un inútil" "un tonto" "(incluso graves insultos)", haciendo que te sientas miserable. 
Tuve que pasar bastante tiempo autoobservándome, para darme cuenta de que SIEMPRE ESTABA APRENDIENDO y que todos lo hacemos. De que en la vida continuamente estamos afrontando nuevas situaciones. Que las personas cambian, los acontecimientos se nos presentan nuevos, muy pocos de los momentos del día son exactamente iguales a otros ya vividos. Ello nos lleva siempre a estar APRENDIENDO. Continuamente estamos tratando de adaptarnos de la mejor manera que podemos y sabemos a todo lo nuevo que se nos presenta. Y ahí está la clave: QUE SIEMPRE ESTAMOS APRENDIENDO A VIVIR. Y todo aprendizaje es un proceso. 

¿Recuerdas cuando aprendiste a leer? Cuando no leías bien, ¿eran errores o es que estabas aprendiendo?
¿Recuerdas cuando aprendiste a escribir? cuando no escribías bien, ¿eran errores o es que estabas aprendiendo?
Detente, trata de recordarlo y discernirlo antes de continuar leyendo.
Pero sobre todo... ¿recuerdas cuál era tu actitud interna cuando tenías dificultad para leer y escribir? Si no lo hacías bien, corregías y punto.  Te decías algo así como "vale, ya lo sé para otra vez", aprendías la palabra y continuabas. Ya está, sin más. Internamente no te criticabas, insultabas, reprochabas, culpabas,... No te decías "soy un tonto" "un inútil" "no valgo para nada" "no debería haberme equivocado"... De haberlo hecho hubiese sido un serio obstáculo para el propio aprendizaje, además de una auténtica tortura.
Pero ya no somos niños ¿verdad? De adultos sentimos que las cosas se complican, todo es más complejo. Pero... ¿el hecho de que sea más complejo, justifica que nos tengamos que culpar? No. Al igual que cuando éramos niños, ESTAMOS APRENDIENDO. Y siempre tratamos de hacerlo de la mejor manera posible. ¿No lo crees? Haz memoria y trata de localizar una sola situación en la que te equivocaste adrede. Que previamente eras plenamente consciente de que ibas hacer algo mal. Seguro que ninguna. En tu intención no estaba el equivocarte. ¡¡¡De haber podido o sabido hacerlo mejor, directamente lo hubieses hecho!!! ¿A que sí? ¡¡¡De haber sido adivino/a y hubieses sabido lo que iba a suceder a continuación, no lo hubieses hecho!!! ¿A que no? 
¿Lo ves? ¿Dónde cabe la culpa ahí?
En ninguna parte. El error no existe. Siendo realistas y con los pies bien puestos en el suelo, sólo existe aprendizaje. Sólo cabe el decir "vale, ya lo sé para otra vez", tomar nota y continuar. 

Por favor, ¡¡QUE ESTAMOS APRENDIENDO A VIVIR!!. Tratemos de ser más comprensivos y compasivos con nosotros mismos. No lo sabemos todo en esta vida, ni tenemos porqué saberlo. ¿De qué te sirve la culpa? ¿Qué te aporta? ¿Te ayuda en algo? Ponte las cosas fáciles, suéltala, déjala marchar no concentrándote en ella. Suéltala por inútil y sobre todo porque no es real. Aplícate el mismo cariño que eres capaz de dar a los demás y continúa con tu vida. No has venido a este mundo para ser tu juez, has venido para aprender a ser feliz. Así que date un tierno abrazo de perdón... y continúa con tu caminar. 

sábado, 2 de abril de 2016

NO TODO EL MALESTAR PROVIENE DE LA ANSIEDAD

Solemos vivir la ansiedad como si algo malo hubiese en nosotros. Como si yo, como persona, fuese erróneo, no adecuado, distinto a los demás, inclusive con las personas que vemos pasar desde nuestra ventana. "Ellos pueden hacer sus vidas y yo... aquí estoy sin poder hacer la mía". Y como consecuencia de hacer eso, nos convencemos de que efectivamente "soy distinto", como si de una prueba irrefutable se tratara. El resultado de hacer eso no puede ser otro que la frustración, la pesadumbre y el sufrimiento.
Pero si nos fijamos en lo que hacemos ahí, el compararnos, lo hemos estado haciendo toooooda la vida. Bien con los demás, con lo que se espera de nosotros o con otras "versiones" de nosotros mismos que nos imaginamos. Por lo que en el fondo, ese sufrimiento no es nuevo. Lo experimentamos de una manera distinta, pero no es la primera vez que lo hemos sentido.  La familia, la escuela, la sociedad, el grupo de iguales,... suelen lanzarnos mensajes del tipo "No hagas tal cosa..." "No hagas tal otra..." "Has de ser más..." "Has de ser menos..." "No seas..." Imposible de esa manera llegar a sentirse satisfecho con uno mismo. Con lo que al final, creemos que hemos de estar continuamente corrigiéndonos, perfeccionándonos y superándonos. Llegamos a creernos que nunca somos lo suficientemente buenos y que por lo tanto, siempre hemos de andar demostrando nuestra valía. Y así es como entramos en el juego de construir un mejor "yo", llegando a considerarlo como normal, porque es lo que todo el mundo hace. Con lo cual, la sociedad, las relaciones,... se convierten en un absurdo baile de a ver quién es el más guapo, inteligente, hábil, gracioso, popular, encantador,... llenándonos así de la tensión de estar obligados a ser quienes no somos.
Hasta que un día llega la ansiedad y nos dice "¡¡BASTA, NO PUEDO MÁS!!, no puedo seguir manteniendo ese personaje", sacándonos de ese juego. Por eso también nos sentimos diferentes, porque ya no podemos continuar en esa dinámica. Por lo tanto, una parte del malestar que sentimos en la ansiedad, no proviene de ella, sino de querer continuar en ese baile de disfraces titulado "a ver quién es el mejor", representando un personaje que llamamos "mi manera de ser".
Hay muchos factores que nos mantienen en la ansiedad, y ese es uno de ellos, el aferrarnos al pasado, a lo que éramos, y sobre todo a aquello que precisamente nos llevó a la ansiedad. ¿Te imaginas al cuerpo humano protegiendo un virus que está ocasionando fiebre? Pues eso es justo, sin darnos cuenta, lo que hacemos al apegarnos al pasado, a nuestra propia forma de pensar y gestionar la vida.
Al ir descubriendo aspectos como los que acabamos de ver, me di cuenta de lo que quizás fue el primer giro que tuve que dar para salir de la ansiedad. Para mi fue como caer del guindo. Esto es, que la ansiedad no es el problema, es sólo la CONSECUENCIA. La consecuencia de un montón de creencias, hábitos, formas de pensar, prioridades,... que tenía, que me hacían mantenerla en el tiempo y que llenaban de miedo. Me pasé muchos años creyendo que el salir de la ansiedad se trataba de ir sólo eliminando síntomas... y ¡no!. No era así. Los síntomas son sólo el efecto, la luz en el panel que me avisaba de que había de tomarme la vida de otra manera. De una manera más real, natural, sencilla, más en lo que somos y no lo que me exigía o exigían. De que en la vida, muy pocas cosas son de verdad importantes. De que sólo existe este momento, aquí y ahora. En definitiva... un regresar a mi esencia más íntima.